El ciclo estadounidense destaca por unos datos de precios prometedores, aunque no baten las perspectivas más optimistas. Tanto el IPC como IPP disminuyen, pero en menor medida de los esperado. 

A nivel de riesgos, aumento de las volatilidades rompiendo la racha de los meses complacientes que se veían observando desde noviembre del año pasado. 

El mercado estadounidense muestra claros signos de sobrevaloración. Seguimos inmersos en la temporada de resultados empresariales, hasta el momento han publicado el 76% de compañías del S&P de las que un 78% han superado el consenso en BPA. 

La actual coyuntura económica de Estados Unidos revela un escenario de complejidades, con la inflación y la producción industrial en el epicentro del análisis. Enero marcó una desaceleración en el Índice de Precios al Consumo, descendiendo al 3,1% interanual, una cifra que, aunque inferior al 3,4% de diciembre, se sitúa por encima de las proyecciones analíticas que auguraban una reducción hasta el 2,9%. Por otro lado, la inflación subyacente, se mantuvo constante en el 3,9%. En paralelo, la producción industrial estadounidense evidenció un declive marginal del 0,1% en enero, un contrapunto al crecimiento del PIB del 3,1% en 2023. Este retroceso se asocia mayormente a una disminución en los sectores manufacturero y minero, aunque se ha visto parcialmente equilibrado por un incremento en la producción de servicios públicos, impulsado por una demanda elevada de calefacción durante el frío mes de enero. Concluyendo, la economía de Estados Unidos continúa en una trayectoria de crecimiento, no obstante, la persistencia de una inflación superior a la anticipada y el ligeramente descendente índice de producción industrial, representan retos significativos para la configuración de la política económica en el corto plazo.