Cycle Report
El S&P 500 cerró diciembre de 2024 en 5930.85 puntos, mostrando una ligera recuperación tras un máximo mensual de 6074.08 el 16 de diciembre. Este desempeño, aunque positivo en términos de recuperación, no es del todo alentador si se consideran los niveles elevados de volatilidad, con un GVC Risk que, aunque disminuyó a 47.67, sigue lejos de un entorno de estabilidad. El GVC Momentum positivo en 0.19 sugiere que aún existe cierto impulso alcista, pero este pierde fuerza respecto a picos recientes como el 0.95 registrado en noviembre. A nivel anual, el rendimiento de la renta variable estadounidense fue del 23.34%. Aunque esto es un dato positivo, contrasta con la incertidumbre que aún prevalece en los mercados. La complacencia de muchos inversores podría estar desplazándose hacia un optimismo injustificado. La verdad es que los altos niveles de volatilidad y la débil perspectiva de impulso podrían ser una señal de advertencia, no una invitación a asumir mayores riesgos.

Desde la perspectiva de inversión, la renta variable en EE.UU. no es tan atractiva como parece a primera vista. La calificación neutral para esta región está respaldada por fundamentos:
mientras Europa y España destacan con perspectivas al alza, EE.UU. ofrece retornos limitados frente a riesgos elevados. Sectores como Tecnología y Telecomunicaciones son una apuesta
más clara, pero el resto del mercado parece condenado a rendimientos mediocres si no se produce un catalizador macroeconómico positivo significativo. La deuda soberana a largo plazo,
junto con activos de crédito como Investment Grade y High Yield, ofrece mejores perspectivas de retorno ajustado al riesgo. Estos instrumentos no solo proporcionan estabilidad frente a la
volatilidad, sino que también son menos vulnerables a las fluctuaciones del sentimiento del mercado.
El S&P 500 podría experimentar movimientos laterales o incluso correcciones a principios de 2025 si las condiciones macroeconómicas no mejoran. Las altas tasas de interés y un entorno
inflacionario moderado pero persistente limitan el margen de maniobra del mercado. Por ello, se recomienda reducir la exposición a acciones estadounidenses, redirigiendo capital hacia
sectores con mayor potencial como Tecnología y activos europeos con perspectivas alcistas. Además, los instrumentos de renta fija a largo plazo representan una cobertura ideal frente a
riesgos inminentes. En resumen, este no es el momento para la complacencia. El optimismo prudente debe prevalecer, pero con una clara preferencia hacia la calidad y la diversificación
estratégica.

